Peter Pan se hizo mayor y no quiso saber de niños
ni felices fueron los príncipes del reino.
El chaval no voló, solo saltó y se hizo pequeño
la princesa se marchó dejando un corazón sin dueño.

Al cumpleaños no llegó esa relación,
jugaba solo en un juego hecho para dos,
había sequía en el jardín del corazón
y, con razón, se despidieron. Siempre tarde y siempre con dolor.

Son los cuentos que escribí tras la derrota,
sé que son tristes, pero tranquilízate.
Ya sé que el tiempo volverá a llenar mi copa
y que otra tendrá la oportunidad de ver:
aquellos cuentos que escribí tras la derrota,
aquel rincón del corazón que no se ve,
las espinas que otorgan valor a la rosa,
el cielo que solo se ve junto a los ángeles.

Te leeré, te leeré, leeré
los cuentos que escribí al perder.

La princesa se casó, pero no fue como esperaba.
El príncipe - que era tan guapo - le besó y se volvió rana.
La vida no era a color, ni la ilusión duradera,
Romeo buscó a Julieta, pero su amiga estaba más buena.

El lobo se puso las botas...
Mi amor regalaba su amor, con cuentagotas.
El poeta se quedó sin su canción,
con el dolor que le quedaba redactó:
Los cuentos que escribió tras la derrota,
los besos que besó, pero no era en su boca,
los días que gastó sabiéndose un idiota
en la calle del olvido, nadie quiere saber nada de esa loca...

La guerra explotó y se jodió todo el mundo,
no hubo un hombre bueno con buen corazón,
el amor se vendía en las calles al mejor impostor.
La risa en los niños se quedó pequeña,
el viento se contaminó
y el hijo de la Pantoja sacó al mercado otra canción.

Son los cuentos que escribí tras la derrota,
sé que son tristes, pero tranquilízate.
Ya sé que el tiempo volverá a llenar mi copa
y que otra tendrá la oportunidad de ver:
aquellos cuentos que escribí tras la derrota,
aquel rincón del corazón que no se ve,
las espinas que otorgan valor a la rosa,
el cielo que solo se ve junto a los ángeles.

Te leeré, te leeré, leeré
los cuentos que escribí al perder.